Para llevar a cabo la exploración es necesario dar unos pequeños estímulos en diferentes nervios del cuerpo. Suele ser necesario completar la exploración con la introducción de una pequeña aguja desechable de exploración, en las zonas afectadas. No se inyectan contrastes ni ningún tipo de sustancias, ni se extrae sangre.
Los riesgos son prácticamente inexistentes, excepto en los siguientes casos:
- Tratamiento con anticoagulantes (p. ej. SINTROM).
- Hemofílicos y enfermedades de las plaquetas de la sangre.
- Enfermedades que producen “disminución de las defensas”
(SIDA, extirpación del bazo, diabéticos, trastornos de la inmunidad).
- Enfermos con marcapasos.
- Alergia a las aleaciones utilizadas en la fabricación de los electrodos.
- Predisposición a reacciones vagales intensas con pérdida de conocimiento.
En estas situaciones, la prueba no está absolutamente contraindicada, aunque se han descrito, en algunos casos, complicaciones (hemorragias, infecciones, erosiones en la piel e interferencias con el marcapasos), que también son posibles, aunque muy poco frecuentes en personas aparentemente sanas.
En las zonas exploradas con aguja, puede aparecer un pequeño hematoma sin importancia que se reabsorberá normalmente en unas dos semanas. También pueden quedar doloridos los músculos explorados durante unos días (excepcionalmente, puede durar meses) pero en todo caso, el dolor irá desapareciendo lentamente .